Explicativa

“Si no voto, no importa”, así el abstencionismo llevó a varios alcaldes al poder

Por: Carmen Valle Ojoconmipisto

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  • En las Elecciones Generales de 2023 los candidatos tienen el reto de superar el abstencionismo que en el proceso anterior alcanzó en varios municipios hasta el 73 por ciento.
  • Que el abstencionismo haya superado el 40 por ciento en casi 90 municipios en las votaciones de 2019 es un indicador de desconfianza en el proceso o en los candidatos, según una analista política.
  • Si los porcentajes de participación no suben, ocuparán los cargos de elección popular personas que representan la voluntad de pocos electores, como hace cuatro años.

Guatemala se prepara para sus próximos comicios, pero se enfrenta a uno de los enemigos recurrentes para esta época: el abstencionismo. Este no solo ronda las urnas en la elección de presidente y vicepresidente, sino también en la de diputaciones y corporaciones municipales.

En las Elecciones Generales de 2019, 38 de cada 100 personas no votaron en la primera vuelta y 58 no lo hicieron en la segunda. Así, Alejandro Giammattei ganó la Presidencia con 1 millón 907 mil 767 votos, es decir, con la aprobación de únicamente el 23 por ciento de las personas empadronadas.

Pero este fenómeno no se quedó en la elección presidencial. Aunque muchos diputados fueron electos en departamentos donde hubo hasta el 45 por ciento de abstencionismo, donde la ausencia se hizo más notoria fue en corporaciones municipales, de acuerdo con las cifras del Tribunal Supremo Electoral (TSE). 

Así pasó en lugares como Villa Nueva, el tercer municipio más poblado del país, donde se empadronaron 212 mil 95 personas y cuatro de cada diez no asistieron. Javier Gramajo obtuvo la alcaldía con 14 mil 735 votos —o sea, con la aprobación del 6.94 % del padrón—.

Otros ejemplos con mucha población, pero poca participación, son el de Brenda Del Cid Medrano, en Chinautla, donde había 77 mil 143 electores inscritos y no fueron 31 mil 902. Ella obtuvo el cargo con 6 mil 857 votos — el 8.88 por ciento del padrón—. En la cabecera de Quetzaltenango, en tanto, Juan Fernando López llegó al puesto con 13 mil 581 votos, el 12 por ciento del padrón.

Según la politóloga Celia Luna, el abstencionismo dice mucho sobre la percepción de los ciudadanos. “Puede existir la idea de que si no se vota no pasa nada, pero no es así. Se deja en manos de unos pocos una decisión que afecta a todos”.

De los municipios con mayor población, en Quetzaltenango, Chinautla y Villa Nueva sus alcaldes ganaron los cargos con el 12 %, el 8.88 % y el 6.9 % de los votantes inscritos, respectivamente.

El mensaje de fondo

La investigadora resalta que el abstencionismo también puede ser un indicio de otras fallas en el país. Entre ellas están la migración, la falta de transporte público para acudir a las urnas, la poca accesibilidad desde lugares alejados del casco urbano o la crisis económica, pues para algunas personas ir a votar significa renunciar a la paga de un día y no se lo pueden permitir.

Aunque no se puede garantizar en ningún lugar la participación del 100 por ciento de la población, Luna señala que se le debe prestar atención a sitios con un abstencionismo igual o mayor al 40 por ciento. No existe un porcentaje saludable o dañino, pero al tratarse de casi la mitad del padrón en un municipio, es un número representativo.

En los comicios pasados, en Guatemala hubo 87 municipios en los que el abstencionismo fue del 40 por ciento o más. En San Antonio Ilotenango (Quiché) el 64 por ciento no participó en las elecciones, en Tajumulco (San Marcos) el 72 por ciento y en Iztapa (Escuintla) el 73 por ciento.

En el último, quien llegó a la alcaldía fue Mario Rolando Mejía Alfaro con el partido Prosperidad Ciudadana. En Iztapa había 13 mil 730 inscritos para votar y 10 mil 140 se abstuvieron de acudir a las urnas. El jefe edil obtuvo el puesto con 1 mil 707 votos.

El jefe edil de Iztapa, Escuintla, es quien afrontó el mayor abstencionismo en 2019. En su municipio no acudió a votar el 73% de la población inscrita.

Por otra parte, hubo cuatro departamentos donde en todos los municipios votaron al menos 61 de cada 100 empadronados: El Progreso, Zacapa, Sacatepéquez y Sololá.

Aunque los índices altos de abstencionismo pueden denotar falta de confianza en el proceso electoral, Luna también sugiere prestar atención a los sitios donde sucede lo contrario. “Lugares donde van todos o casi todos a votar podrían demostrar interés en participar, pero también pueden reflejar un gran descontento con las autoridades de turno”, señala.

Poblaciones con gran afluencia

En las elecciones de corporaciones municipales de 2019 hubo al menos 13 municipios en Guatemala, Sacatepéquez, Sololá, Quetzaltenango y Quiché con más del 80 por ciento de participación. Donde más proporción de votantes hubo fue en San José Chacayá, Sololá, con el 93.63 por ciento de empadronados que emitieron sufragio.

A decir de Luna, aunque no se puede obligar a la población a votar, sí se pueden hacer esfuerzos para mejorar la legitimidad del proceso y, sobre todo, de los candidatos. Para esto, se puede proponer al electorado medir el trabajo de los postulantes de un modo distinto.

“En Guatemala se le da legitimidad a quien obtiene mayoría de votos, cuando eso no es garantía de que sean personas aptas para la función pública”, resalta la investigadora. “Como ciudadanos podemos comenzar a ‘cambiar el chip’ y medir a los nuevos candidatos respecto a cómo ha sido su participación ciudadana, qué experiencia tienen o su capacidad para cumplir lo que prometen”, agrega.

En el caso de quienes ya han ejercido un cargo público y buscan reelegirse, Luna recomienda fiscalizar su trabajo previo. Para esto, la población puede fijarse en cómo fue la gestión de estos candidatos, qué necesidades cubrieron al ocupar el puesto, cómo planificaron, qué proyectos cumplieron y cuáles de sus iniciativas perduraron.

Iztapa, en Escuintla, fue el municipio con mayor abstencionismo en 2019 y Chacayá, en Sololá, fue el que tuvo mayor participación de votantes.

La magistrada del TSE Blanca Alfaro, dijo que por el momento no se planean estrategias para superar dificultades de muchos votantes para acudir a las urnas, como cambiar el día de la elección. “Todo debe realizarse el mismo día (domingo 25 de junio) para todos y no se puede cambiar. Esa no es una posibilidad”, aseguró.

Según ella, para reducir el abstencionismo, las unidades de comunicación (de cualquier entidad y de los partidos) deberán redoblar esfuerzos para el llamado al voto. “La primera etapa consistía en invitar a empadronarse. Ahora ese mensaje se debe traducir en llamar a participar”, concluye Alfaro.

La linterna es un proyecto contra la desinformación en las Elecciones Generales 2023 en Guatemala. Hace verificación del discurso público y detección de bulos. Es coordinado por Ocote con la participación de ConCriterio, elPeriódico, No-Ficción y Ojoconmipisto y es financiado por Capir.